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Medios de Propaganda y Dominación de la Dictadura Peronista: Otros medios de publicidad

Otros medios de publicidad

La Subsecretaría convocó, además, a productores, argumentistas, directores y exhibidores y les requirió “para seguir recibiendo los beneficios que otorga el gobierno a la industria, que cada productor debe estrenar dentro de este año -1951-, por lo menos una película de largo metraje de contenido justicialista”
Para neutralizar la propaganda opositora, recordaba que la producción cinematográfica nacional y extranjera estaba sujeta a la visación por parte de la Subsecretaría de Información y Prensa, desde la Dirección General de Espectáculos Públicos. Como es de suponer, caerían bajo la censura aquellas películas extranjeras que podían servir de argumento a la oposición; vale decir, las que tuvieren como tema exaltar la democracia o la libertad.
El teatro también entraba en el círculo de la propaganda vigilada por la Subsecretaría, con métodos similares a los adoptados por el cine y la prensa.
En cuanto al aspecto radial, aconsejaba dicha repartición la supresión de conferencias radiotelefónicas, excluyendo, por cierto, los discursos y exposiciones del dictador y “la Señora”. Señalaba también la necesidad de prohibir en el periodo preelectoral el uso de la radiodifusión para “todos los partidos políticos sin excepción”. “Se quitaría con ello a la oposición el arma siempre esgrimida en sus tribunas callejeras y repercusión en el exterior, de que la radiofonía está al servicio exclusivo del oficialismo”. Como podía suponerse que esto dañara al partido oficial, la Subsecretaría de Informaciones señalaba que el desarrollo de los planes propuestos por ella hacía “prácticamente innecesario el uso de las emisoras privadas para conferencias para su candidatos o dirigentes políticos, porque a través de dichos planes han sido previstos todos los aspectos posibles de la propaganda”.
Así era. En tales planes entraban las “embajadas artísticas” al interior, que divulgarían libretos de propaganda justicialista; novelas y programas transmitidos por las emisoras del interior, ahogando los conceptos doctrinarios del peronismo, grabaciones de audiciones con motivos populares, recitados de romances u otras referentes a la bondad del régimen dictatorial, informaciones de la misma índole, difusión de frases de carácter eminentemente político, difusión por altavoces de frases de definida tendencia partidaria, exposiciones, micropantallas, comisiones cinematográficas, etcétera.
Y, además, propaganda impresa –folletos, “afiches”, gráficos monumentales, libros, etcétera-, de la cual en todo momento se había hecho gran empleo, y que en vísperas electorales tenía mayor aplicación.
Entre los años 1949, 1950 y los primeros meses del 51, la Subsecretaría de Informaciones y Prensa distribuyó un total de 2.032.273 “afiches”; 14.404.000 folletos; 2.859.000 láminas con retratos del matrimonio gobernante; 6.747.000 postales, de lo mismo; 252.745 volúmenes de literatura justicialista; 1.272.000 carteles; 5.551.000 volantes; 93.000 carteles menores; 91.000 escarapelas y 151.000 fotoláminas.
Los distintivos repartidos entre 1950 y 1951, alcanzaron la cantidad de 141.480; en los primeros seis meses de 1952, esta cifra llegó a 147.217. A más de lo anotado, había en ejecución para 1952, 5.011 unidades entre folletos, afiches, postales, láminas y escudos.
En los años 1954 y 55 se hicieron 5.787.640 folletos; 6.633.100 láminas y postales; 4.642.500 volantes; 1.535.900 “afiches”; 808.400 carteles; 2.000.000 de estampillas; 408.630 programas, amén de otros trabajos en cantidades menores.
A lo que deben agregarse: mástiles con el escudo partidario, cajas de fósforos con las efigies del dictador y “la Señora”, lápices de tamaño gigante y otros de mina retráctil, con inscripciones del partido; juegos infantiles con graciosos detalles en que, por ejemplo, la clásica oca se ajustaba a las prescripciones del segundo plan quinquenal; mates con las consabidas efigies, ceniceros plásticos, pañuelos estampados con alegorías partidarias, agendas de distinta clase de encuadernación, billeteras en nylon o en cuero, etcétera.
“En suma –concluye la Comisión 21 en el informe que contiene los datos precedentes- todos los recursos del país y del Estado puestos al servicio exclusivo del partido oficial de la dictadura para cumplir el fraude más completo en la elección “libre” de un pueblo engañado por la técnica de un gobierno dirigiendo la opinión pública y la voluntad popular.”

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