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Medios de Propaganda y Dominación de la Dictadura Peronista: Sus Propósitos

Sus propósitos


¿Qué se proponía el dictador (1) con tan vasto apoderamiento de diarios, revistas, imprentas y redes radiales? Concretamente ha contestado su personero Aloé: “Mantener el organismo necesario para la difusión y la propaganda, y tener como medios a su alcance los necesarios para llegar a la opinión pública, en cualquier momento y en cualquier circunstancia” (2).
Este “grupo de opinión”, según lo denominaba el dictador, no obedecía a otra voluntad que la suya. Pero atribuía su propiedad al “movimiento peronista”.
De la indagatoria que hizo a este respecto la Comisión Investigadora Nº 7 resulta que “la Posesión y propiedad de las acciones y valores descritos por Aloé y que él detentaba, correspondían a Juan Domingo Perón”. Sólo cuando éste se vio perdido resolvió, en la madrugada del 20 de septiembre de 1955, transferirlos a la CGT, que no los aceptó.
Próximo a terminar el primer período de gobierno (1946-1952) y en vísperas de la elección para el subsiguiente (1952-1958), la dictadura estableció un plan de acción política intensa, con el fin de triunfar en los comicios por considerable mayoría y aniquilar a la oposición.
En ese plan la prensa debía servir considerablemente, y desde luego, todos los otros medios de propaganda al cuidado de la Subsecretaría de Informaciones.
En febrero de 1951m ésta hizo balance de “las posibilidades de la prensa partidaria para enfrentar la lucha preelectoral”. Las consideró “vastas” y creyó que podían asegurarse “resultados óptimos por la siguientes razones: a) superioridad numérica; b) mayor tirada y por ende, mayor circulación, c) preferencia en el suministro de papel a cargo del Estado.”
Con respecto a las dos primeras razones, la Subsecretaría hizo la siguiente clasificación de la prensa:

----------------- Publicaciones Tirada mensual
Favorables 224 57.088.522
Opositores 120 28.572.950
Independientes 227 10.293.090
Como se ve, la tirada mensual de la prensa partidaria excedía en 28.515.572 ejemplares a la de oposición. Si se tenía en cuenta que algunos diarios “independientes” prestaban al régimen “gran colaboración cada vez que se les solicita”, fácil era entender a muchos de ellos, con lo que la tiranía correspondería, poco más o menos, al siguiente cuadro:

Favorables: 65.786.897
Opositores: 28.572.950
Independientes: 1.594.715

Es decir, la prensa partidaria aumentaría en la acción preelectoral en 8.698.375 ejemplares mensuales.
Con respecto a la preferencia en el suministro de papel, corresponde decir que en 1945 el gobierno había resuelto intervenirlo, a efectos, según se aducía, de evitar el acaparamiento y el alza de precio. Al año siguiente dispuso la expropiación del papel adquirido por las empresas periodísticas para su propio uso, material que se destinaría, según palabras del respectivo decreto, “a satisfacer necesidades oficiales de orden educativo, cultural e informativo, pudiéndose distribuir los remanentes sobre la base de un prorrateo a efectuarse entre las empresas periodísticas que carezcan de papel o que no puedan proveerse del mismo por resultarles muy difícil o imposible la adquisición en plaza, estando el prorrateo a cargo de la Subsecretaría de Informaciones”.
Los diarios que se habían provisto de papel en previsión de tales dificultades o sea los más importantes y responsables del país, comprendieron de inmediato el peligro de poner en manos del Estado la facultad de redistribuir el papel en que debían imprimirse, y que a la postre sería la de abastecer a la prensa adicta el papel de la prensa independiente. Estas disposiciones se agravaron en 1948, con la obligación de reducir a 16 el número de páginas de los diarios, que tenían mayor cantidad de ellas, lo que favoreció a los que tenían menos, que eran muchos de los oficialistas, que pudieron aumentarlas hasta alcanzar el mínimo permitido. Además, el decreto disponía que “a los efectos de la limitación de páginas dispuestas no se tendrá en cuenta los espacios destinados a la publicación de noticias, comunicados, gráficos y fotografías provenientes del organismo del Estado”. Lo que aún beneficiaba a los periódicos oficiales.
Como consecuencia de estas disposiciones, la prensa opositora quedó neutralizada. Varios diarios y periódicos desaparecieron, principalmente en el interior. Solamente en la Patagonia dejaron de imprimirse por carencia de papel “El Eco”, de San Julián; “La Unión” y “La Mañana”, de Río Gallegos; “El Pueblo”, de Santa Cruz; “El Sur, de Puerto Deseado; “El Social”, de Cipolletti, etcétera.
En 1951 la Subsecretaría de Informaciones consideró que “la prensa opositora por una razón numérica y de circulación –esto último condicionado al suministro de papel- no podrá en ningún caso neutralizar a la prensa partidaria o sobrepasarla en su función informativa o de propaganda.”
En cuanto a las empresas periodísticas enroladas abiertamente en la oposición, la Subsecretaría estimaba que sólo eran “captables por medios económicos. El estudio de las finanzas de cada uno de esos órganos –decía- permitirá establecer las posibilidades de neutralizarlos o incorporarlos a la órbita partidaria. Se exceptúan “La Prensa” y “La Nación”.
“Igual temperamento es aplicable a los órganos de segundo orden.
“El problema de los órganos clandestinos, es netamente policial y se combate intensificando la vigencia de todo tipo de imprenta o medios impresores.
“Con respecto a la propaganda que pueda entrar del exterior, debe intervenir la policía de aduana.
“La reapertura de órganos clausurados sólo se explica cuando se asegura su incorporación a la órbita partidaria. Para ello será necesario iniciar tratativas con los propietarios o directores de los mismos.
“Pero es necesario destacar que los órganos que adquieren notoriedad y prestigio en las filas opositoras por sus violentas campañas, actualmente clausurados, no deben incorporarse al movimiento.”
En cuanto al cine, la Subsecretaría de Informaciones decía contar con la película virgen a obtener de la casa Kodak, de Estados Unidos, para lo cual el ministro de Finanzas ofrecía las divisas necesarias. Agregaba que la acción propagandista se realizaba por tres noticiarios semanales, editados por empresas privadas, con notas de difusión de la obra de gobierno, pasados en todas las salas del país (3).
NOTAS:
(1) (nota del transcriptor) se refiere a Juan Domingo Perón.
(2) Declaración de Aloé ante la Comisión Investigadora Nº 7
(3) (nota del transcriptor) Se trata del los famosos “Sucesos Argentinos” que se proyectaban en las salas antes de la película. Se han visto por televisión y hoy puede encontrárselo en internet en sitios como YouTube.

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